Entrevista a Alicia Schiavoni

Colección Memorias del exilio



PRIMERA PARTE
Nació en Rosario del Tala, provincia de entre Ríos. Se crió con sus dos hermanos y su madre que había quedado viuda a los 28 años. Su padre había sido trabajador rural.
Estudio en un colegio de monjas, San Antonio de Padua. Se recibió de maestra, a los 18 años y se fue a estudiar a Santa Fe, Administración hospitalaria, ayudada por una tía que la alojaba en Paraná. Se recibió a los dos años.
Más tarde se vino a estudiar a córdoba cuando a su madre por recomendación médica le indicaron trasladarse a esta ciudad. Se compraron una casa en san Vicente. Allí su madre se volvió a casar y tuvo a su tercer hijo, luego se separó. Para esa época su hermano Eduardo que estaba estudiando en La Plata se vino a vivir y a estudiar a Córdoba.
Alicia comenzó a estudiar Kinesiología mientras trabajaba haciendo tramites de gestoría. Recordó las peñas de la época y también lo que le costó integrase a la idiosincrasia de Córdoba.
Destacó que su facultad no estaba politizada, pero que su hermano en Ciencias económicas y su prima en Arquitectura sí habían empezado a militar. Recordó el día que su hermano Eduardo reunió a la familia y le contó que estaba trabajando con el PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores) en los barrios, ella se interesó en participar, pero él no aceptó y solo compartió con ella material de lectura.
Eduardo cayó detenido en el 73, fue uno de los primeros presos de Córdoba luego de la amnistía. Comentó que la detención de su hermano la afectó mucho. Señaló que en ese momento comenzó “su nueva vida”, empezó a militar. Los compañeros de su hermano la conectaron con el grupo de familiares del partido al cual se integró. Allí se encargaban de buscar abogados, hacer solicitadas pidiendo por la libertad de los presos políticos y conseguir las cosas necesarias para ellos.
Recordó las visitas a su hermano en la cárcel de Encausados, las reuniones con el grupo de familiares en el Partido Intransigente
En el 75 fue secuestrada por personal civil, señaló que un tiempo antes había empezado la persecución con los familiares; se la llevaron de la sede del partido intransigente al D2. Allí estuvo 25 días y fue torturada. Reconoce al “gringo” que es quien le hacia los interrogatorios, señaló que mientras estuvieron en el D2 los golpearon estando en el patio, en la oficina donde la interrogaban y en el baño. Cree que al principio cuando la detuvieron ellos creían que habían detenido a Alicia Vielan. De allí la trasladaron a la UP1 y más tarde a la cárcel de Devoto.
Habló acerca de la sobrevivencia en Devoto y en la penitenciaría de Córdoba, la incomunicación, la presencia de los militares dentro de la cárcel, de Moni Ruiz y “el Remolino”, que eran la oficialidad joven de Menéndez dentro de la cárcel San Martin.
Recordó como vivieron la llegada de la dictadura en la cárcel, el odio con el que entraron. Les quitaron todo, las cosas, los chicos, las incomunicaron.
Destacó las estrategias de resistencia y la importancia de la sobrevivencia comunitaria y que fue fundamental para sobrellevar todo eso. Habló de la relación con los presos comunes, como le informaban lo que ocurría afuera. Recordó a sus compañeras asesinadas, especialmente a la Turca y a Marta Mucarse.
Habló sobre la experiencia carcelaria en Devoto, que a diferencia de la UP1 tenían vistas, podían escribir cartas, pero que era un régimen duro, sobre todo por los interrogatorios de la ineterdisciplinaria, las requisas permanentes, las sanciones y la falta de medicina.
Recordó las visitas de la Cruz Roja a Devoto -que era considerada como cárcel vidriera- y cómo se organizaban para hacer pedidos políticos, por salud y libertad.
Reflexionó sobre el miedo y destacó el trabajo de la memoria colectiva y lo sanadora que es la palabra.
Recordó que su madre quedo muy aislada por los vecinos que dejaron de hablarla. Destacó la eficacia de la propaganda de la dictadura y lo valorable de las pocas personas que no creyeron en esta propaganda.
Comentó que su hermano menor debió dejar de estudiar, y que tenía dificultades para encontrar trabajo, por tener a sus hermanos presos. Que ante la crisis emocional su mamá empezó a ir a una secta brasilera, en busca de consolación.
Contó las dificultades que tuvo su madre para visitarla a ella en Devoto y a su hermano en Sierra Chica, que siempre estaba incomunicado. Comentó que su mamá estuvo tres días en el D2, porque en la Penitenciaría le encontraron un “caramelo”.
Obtuvo la libertad vigilada en el 81, recordó que salió con mucho miedo, y mal porque su hermano Eduardo había muerto en la cárcel de Caseros en julio del 80.

SEGUNDA PARTE
Refirió a la muerte de su hermano en Caseros, que fue una muerte inducida, y reflexionó sobre las acciones del servicio penitenciario ante este acontecimiento.
Comentó que al saber de la muerte de su hermano, entró en una depresión muy fuerte y su prima que estaba exiliada en México hizo una movida importante pidiendo por la libertad de Alicia Se refirió a las dificultades de su libertad, por la frialdad de la sociedad, lo complicado de la libertad vigilada y por la ausencia de verbalización sobre lo acontecido.
Habló de su lenta reinserción, en lo profesional. Que ayudada por una compañera de la universidad entro a trabajar en Rio Segundo en su consultorio. Al finalizar “la vigilada” por contactos de una prima se fue a trabajar a Venado Tuerto a una clínica. En el 83 decidió irse a México donde estaba otra prima y en julio regresó luego de haber sido herida, volvió como refugiada política.
En la Argentina formó una familia, se fue a vivir a Paraná, con su esposo y las dos hijas de él, hasta que recibieron una amenaza del Comando Libertadores de América. A partir de este hecho decidió ir a Italia ayudada por el consulado de Rosario, debiendo enviar a las hijas de su marido a México con la madre.
Llagó a Italia en el 86. Recuerda la llegada, que ingresó como ciudadana repatriada. Señaló que fue duro porque no fue en el tiempo que se iban todos, como cuando estaba el Cafra (Comitato Antifascista contra la Repressione in Argentina), que era la organización que crearon los exiliados, que luchaban por la libertad de los detenidos y por acoger a los argentinos que llegaban.
Resaltó las diferencias de Italia con respecto a otros países que estaban preparados para recibir a los exiliados, que les daban albergue les enseñaban el idioma, en Italia no fue así.
Señaló que ella consiguió trabajo porque era trabajadora por cuenta propia pero su compañero estuvo cuatro años sin trabajar, más que en trabajos temporales e informales.
Al poco tiempo de llegar a Roma fueron a trabajar como empelados domésticos. Recordó que para esa época la citaron a declarar porque en Italia se estaba haciendo el juicio a Masera, allí hizo su denuncia escrita. Comentó que allá se hicieron esos juicios porque acá estaba las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.
Estando en Italia, al principio no reflexionó mucho sobre su historia, esta pasó a ocupar un lugar marginal, ya que se dedicó a investigar la muerte de su hermano, a la búsqueda de la verdad sobre la muerte de su hermano, recolectando datos testimonio, pidió la documentación de la Cruz Roja que seguía la enfermedad de su hermano, pero durante ese tiempo no pudo hablar de su experiencia.
En Roma se dedicó a formarse en su profesión, trabajo mucho, ya que los alquileres eran muy altos, hasta que se compraron una casita en un pueblito en las afueras. Reflexionó sobre el significado de la compra de la casa, que reflejo la decisión de quedarse y armar un proyecto allá y dejar la precariedad.
Señaló la diferencia entre la recepción del estado italiano y la gente común y que si bien Italia es un país que sufrió la guerra no hizo un trabajo de memoria, de memoria colectiva, de transmisión de la memoria
Comentó que si bien fue dura la experiencia de Italia, tubo la ventaja de que allá pudo verbalizar muchas cosas, que quienes se quedaron en argentina no.
Contó que crearon la Asociación Italia- Argentina con un grupo de argentinos en Roma, que recibían a los jóvenes que se iban por el exilio económico del 2001. Tenían una revista que hablaba de la inmigración.
Reflexionó sobre la oferta política en Italia, pero señala que nuca le interesó participar en la vida partidaria allá ya que son muy verticalistas, le interesaba más el trabajo en lo social.
Refirió a la experiencia de sentirse dividida, de necesitar estar en los dos lugares. Comentó como fue el proceso de empezar a volver a la Argentina.
Le inquieta saber qué pasa con el exilio hoy, para lo cual se reúne en grupos con personas que han vivido esta experiencia y ha realizado varias entrevistas, que le han servido para procesar su experiencia personal. Comentó que vive la experiencia del exilio como un fenómeno que no eligió, que le toco.
Reflexionó sobre la justicia, la importancia de poder testimoniar y la memoria colectiva.
Destacó el trabajo de recuperación de la memoria que realizan los jóvenes y reflexionó sobre los ex centros clandestinos de detención como sitios de memoria
Alicia en la actualidad vive seis meses en Italia y seis meses en la Argentina, pertenece a la organización Familiares. Ha colaborado con la agrupación Hijos, en diferentes proyectos y apoyando la cuestión de los juicios. Aun continúa trabajando para que los responsables de la muerte de su hermano sean juzgados.

La entrevistada ha donado al Archivo Provincial de la Memoria las entrevistas sobre exilio que realizó.