PRIMERA PARTE DE LA ENTREVISTA
Nació en Buenos Aires el 29 de junio de 1932.
Su papá era tucumano, predicador evangelista. Su mamá era santiagueña, ama de casa. Ambos se conocieron en Tucumán y se fueron a Buenos Aires a probar suerte. Recordó que los primeros años fue muy dura la vida allí, sin leyes sociales muy desarrolladas. Su familia estaba compuesta por su padre, su madre y cinco hermanos. Vivian humildemente en una habitación que alquilaban en una casa de Barrio Colegiales.
Realizó la primaria en una escuela del barrio. En sexto grado, a los 12 años, ya comenzó a trabajar como cadete en una panadería.
Recordó una muy buena relación con su familia y una infancia feliz, de mucho cuidado no sólo por sus padres sino por la gente del barrio.
1948 el papá presentó una solicitud para obtener una vivienda social y salieron elegidos. En 1950 se fueron a vivir a Saavedra.
Recordó que la que más hablaba de política era su madre, el papá era un hombre de religión. Sin embargo, señaló que el 17 de octubre de 1945 su padre lo llevó a él y a sus dos hermanos mayores a ver a los trabajadores que se movilizaban para a pedir la libertad de Perón. Ese día su papá le pidió su hermano mayor, Martin, que los llevara a su casa y le dijera a su madre él se quedaba con los trabajadores. Para Julio ver a su padre hacer eso fue una cosa que le “produjo un vuelco, un cambio, una maduración, una cosa distinta”. Señaló que de mayor fervor peronista era su mamá, la quien recordó como “combativa de la palabra” en defensa del Gral. Perón y Evita.
Habló sobre los inicios del peronismo, las transformaciones sociales, los derechos adquiridos, los cambios en el sistema de salud, que tanto influyeron en su familia, sobre todo ante la enfermedad que sufría su padre.
Señaló que en los ´50 se vivía un mundo muy especial, con alegría. No asistió a la escuela secundaria pero si a las universidades populares, escuelas de enseñanzas populares, creadas por los socialistas en los barrios. Tomó los cursos de telegrafía, electricidad y a los 18 realizó un curso de radiotelegrafista pero nunca ejerció.
Se desempeñó en varios trabajos hasta la época del servicio militar. Para esa época, un tío comisario de la Policía Federal, le propuso que el servicio militar lo realice en la policía, no en el ejército. En 1951, tras el intento de golpe de Estado que el Gral. Menéndez le intentó hacer al Gral. Perón, le propusieron formar parte de la guardia especial para la residencia presidencial, conocida con el nombre de “Los corianos”.
Recordó los años de su juventud, los bailes, la milonga, especialmente el carnaval como una “cosa sagrada”, “la felicidad volcada en expresiones populares”. Contó sobre la construcción de la murga en la que participaban los jóvenes del barrio, a la que llamaron “Los re chiflados de la Calabria”. Describió los personajes que componían la murga, los cantos, los temas elegidos para representar durante el carnaval y el recorrido que realizaban. La no participación de mujeres ni travestis.
En 1955 comenzó a militar en el barrio de La Calabria. Comentó que hasta ese año los jóvenes eran peronistas pero no participaban de la política. Relató los bombardeos en plaza de mayo el 16 de junio de 1956, donde murieron más de 370 personas. Señaló que ahí nació la resistencia, en “ese deseo de justicia”. Contó que después de los bombardeos los dirigentes barriales abandonaron las unidades básicas, que al principio eran muchos, luego fueron quedando “los más dispuestos”. Un señor mayor que llegó del sur, luego de un confinamiento que le habían impuesto durante la década del ´30, los formó en la resistencia, en la preparación de explosivos de ruido. Tomó contacto con un sobreviviente de los fusilamientos de León Suarez, Julio Troller, a quien recordó como gran compañero. Contó algunas acciones que realizaron con él y otros compañeros. Conoció a Troller en la casa paterna de John William Cooke, donde luego funcionaría el Comando Táctico del Peronismo. Recordó las reuniones, los compañeros que allí conoció y la definición de acciones. Para esa época trabajaba en el puerto. En el año 1958, ante la persecución que estaba sufriendo, se fue hacia las sierras de Córdoba a trabajar en la hostería de un amigo, durante un año. Allí tomó contacto con la resistencia peronista de Córdoba donde conoció a Erasmo Sarmiento y a otros compañeros.
Retornó a Buenos Aires y retomó contacto con sus compañeros. Destacó su suerte de conocer a un anarquista que había sido Coronel del Ejército Republicano Español, Abraham Guillen, quien ya estaba en contacto con gente de Tucumán. Abraham, teórico de la guerra de guerrillas, comenzó a cuestionar determinadas acciones y a impulsar la posibilidad de la revolución. Relató una acción en Misiones y el encuentro en Buenos Aires con el “Gallego” Mena, en enero de 1960 quien luego fuera el Comandante Uturunco. A principios de 1960 grupos de porteños y un cordobés salieron para Tucumán. Se incorporaron alrededor de 35 personas a Uturuncos. Relató la llegada a Tucumán, el alojamiento y los cuidados que pobladores tucumanos le brindan antes de subir al monte. Recordó las deserciones y las caídas en algunas casas antes de subir.
Comentó los primeros operativos en 1959 realizados por un grupo de santiagueños y tucumanos que formaban parte del Comando 17 de Octubre, comando de la resistencia peronista que funcionó desde el ´57 en adelante. Ya estando en el monte decidieron bajar para realizar algunas acciones (la toma de la Comisaría de Alto Verde y la toma del destacamento de policía en la Estación de Ferrocarril Mitre). Luego de estas operaciones el Comando 17 de Octubre se reagrupó, bajaron del monte los compañeros que aun estaban en la montaña y se fueron a Santiago del Estero. Relató la operación de la toma del Departamento de Policía de Frías.
Compartió imágenes del monte y de algunos lugares recorridos por estos grupos.
Contó sobre las mujeres, conocidas como “las tías”, cuya misión era portar las armas de un lugar a otro y de alojar a compañeros perseguidos o que no tuvieran donde ir. Recordó a aquellas compañeras que eran parte del Comando 17 de Octubre. Relató la definición del nombre Uturunco.
Narró la llegada al pié del monte, la subida durante la noche, la organización y los compañeros responsables. Recordó el establecimiento en un campamento, las actividades de reconocimiento, las bajadas del monte para buscar provisiones necesarias, los riesgos y los enfrentamientos policiales en los que cayeron algunos compañeros. Contó que el objetivo principal era el retorno del Gral. Perón porque creían en él como revolucionario.
Contó sobre las relaciones y diferencias con la La Federación Obrera Tucumana de la Industria del Azúcar (FOTIA).
Narró el encuentro en Tucumán con Mario Roberto Santucho.
SEGUNDA PARTE DE LA ENTREVISTA
Contó sobre la segunda subida al monte en 1963 y la misión de esperar a los compañeros que habían ido a Cuba. Recordó a quienes estuvieron en el monte durante ese tiempo y determinadas situaciones esperadas que no tuvieron lugar, particularmente con el Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP) de Jorge Masetti.
Relató la concepción peronista de lo revolucionario, las condiciones históricas e ideológicas. Contó las diferencias con los grupos de izquierda y sus concepciones políticas. Recordó el planteamiento de los compañeros que, al volver de Cuba, decidieron no subir al monte y las situaciones en las que él mismo se cuestionó permanecer allí. Habló de la voluntad y la convicción.
Las prácticas que alejaban a las organizaciones revolucionarias del pueblo tucumano. La formación de Mena y la necesidad de acercarse a la gente sin planteos teóricos.
Relató y analizó las fallas que él reconoció en esa experiencia. El papel de los Sindicatos.
La comunicación “boca a boca” con la gente, las esporádicas bajadas al pueblo. La creación de la radio clandestina “Patria Libre”, la recomendación de Perón a Mena, las transmisiones de 12 cuadras de alcance.
Dificultades y errores en la construcción del movimiento y la guerrilla. Los militantes y los dirigentes.
La definición de retirarse del monte. Relató el descenso y la concentración en la casa de Leiva. El retorno a Buenos Aires. A fines de la década del ´60 algunos se incorporan a otras organizaciones, otros continúan como grupo realizando actividades de ayuda a compañeros. Durante el ataque de la derecha en Ezeiza estaba en un operativo pero recordó lo que se vivió durante esos días. Las contradicciones y cómo repercutió en ellos. Señaló que para él allí se comprendió que “había más de un peronismo”.
Reflexiono sobre el trabajo de “revolucionario”, “la dinámica de la revolución incorporada”. Su relación con organizaciones de izquierda para ese momento.
Comentó que la última actividad de Uturuncos fue en 1972, repartieron un volante llamando a la unidad de todas las fuerzas revolucionarias en un Congreso realizado por la Juventud Peronista (JP) en la cancha de Atlanta.
Con el retorno de Perón decidió dejar la militancia. El objetivo se cumplió. Estaban con su segunda mujer en Santa Fe. En 1973 nació su hijo. En 1974 volvió a Buenos Aires y se fueron a vivir a Ciudadela, donde trabajó en un club.
Durante la dictadura militar secuestraron a su hermano y lo llevaron a la ESMA. Lo dejaron tirado en un descampado en Barracas, falleció semanas después a causa de la violencia sufrida.
En 1978, frente a la represión y persecución, decidió irse con su familia a Salsipuedes, provincia de Córdoba.
Ya en democracia trabajó en un hotel en La Falda. Narró cómo fue transmitiendo a su hijo la experiencia militante y guerrillera. Sobre el regreso al monte con él y su nieto.
En la década del ´80 decidió ir a entrevistar a sus compañeros Uturuncos. Relató los motivos.
Habló de qué significó histórica y personalmente Uturuncos para él.