Nació en el alcalde, un pequeño pueblo del departamento de Rio Primero. Su familia era muy pobre, sus padres alquilaban algunas hectáreas y tenían animales. Él y sus 8 hermanos ayudaban en el trabajo de campo y vendían leche en el pueblo. Comenta como era la vida en El Alcalde durante su infancia, la sequía, el tren.
Estudió en la escuela del pueblo que tenía hasta 3 grado y ya de más grande realizó el cuarto grado en Comechingones, un pueblo vecino.
Recordó que cuando vivía en El Alcalde un día le dijeron que realizarían un asado público, que iban a ir unos políticos, y fue la primera vez que escuchó la marcha peronista en el medio del monte, allí a su hermana la mayor le propusieron salir al monte a afiliar gente al partido peronista.
Cuando tenía 15 años se vino a vivir a Córdoba junto a toda su familia, ya que su padre consiguió un Galpón en barrio General Bustos para que vivieran allí. Él salió a trabajar, primero en una panadería, donde le pagaban con pan y luego en un taller de niquelado donde estuvo 10 años, con una paga mínima, hasta que se fue a un taller de Barrio San Martin donde tenía un mejor sueldo y así paso por varios talleres.
Reflexionó a ceca de su experiencia personal en los diferentes trabajos, donde veía que no pagaban bien, no aportaban para la jubilación, veía las injusticias que se cometían al no pagarles horas extras, ni parte de enfermo (los suspendían para no pagarles días de enfermedad). Paralelamente a estas vivencias se estaba formando en lo que sería “la izquierda peronista”, todo esto lo llevo luchar por lo que creía justo, siempre pedía que se respetaran los derechos de los trabajadores, lo que lo llevo a ser elegido en casi todas las fabricas como delegado.
Al reflexionar sobre aquellos años dice que todo su delito fue ser delegado y defender a los obreros, recordó que en la última fabrica donde trabajo y fue delegado, en abril del 76 realizaron una medida de fuerza de no entrar a trabajar en protesta por el despido de dos compañeros, estuvieron 15 días en un baldío al lado de la fábrica, los intimaron a volver a sus tareas y como no aceptaron, los despidieron a todos, él cree que habían arreglado con el sindicato, porque el sindicato los dejo solos.
Al poco tiempo el ejército lo fue a buscar a su casa, allí lo ataron y lo vendaron, lo golpearon y le robaron hasta la balanza del almacén que había puesto en su casa con el dinero de la indemnización del despido.
Recuerda haber escuchado que en el camino avisaron a la Comisaría 13 que liberaran la zona, lo llevaron a un lugar que desconoce, lo ataron a un árbol y comenzaron a disparar cerca de él, luego lo llevaron al D2, señaló que reconoció el lugar por las campanas de la Catedral.
Comentó que estaba vendado y atado, le hacían “la mojarra” y durante el interrogatorio lo pusieron en una camilla y con un cable le daban corriente; lo acusaban de ser montonero, le preguntaban qué grado tenia, le pedían nombres.
Al mes aproximadamente fue trasladado a la UP1, Cárcel de San Martin, allí les habían clausurado las ventanas, estaban incomunicados, sin embargo recuerda que un guardia que era de su barrio, cuando podía les pasaba algo de comida o le comentaba que su familia estaba bien. También recordó “el palomeo” que era cuando los presos comunes les pasaban hojas de diario para que estuvieran informados o les traían alguna noticia del exterior.
En el 78 fue trasladado a La Plata, dice que allí era todo muy diferente tenían ventanas, los guardias andaban de civil, y en el último tiempo les permitían entrar a las visitas.
Durante su detención, su familia recibió ayuda de sus hermanos y también de la Cruz Roja quienes les llevaban bolsas con comida.
Fue liberado en la Plata, recuerda que le dieron dinero para el boleto, se fue a Buenos Aires y de allí se vino en tren.
A los pocos meses de haber salido en libertad, organizó junto con los vecinos de Villa Corina la cooperativa para poner el gas. Con la vuelta de la democracia, lo empezaron a buscar del partido peronista y puso una unidad básica en su casa, también funcionaba allí el centro vecinal.
Actualmente participa de la Asociación de Ex Presos políticos, habló a cerca de la lucha para pedir la pensión vitalicia y comentó que él siempre estuvo vinculado a los ex presos ya que en su barrio viven varios compañeros.
Se refirió a su preocupación por el problema con Schoklender que están desprestigiando a los organismos y la lucha por los Derechos Humanos. También habló a cerca de las indemnizaciones.
Comentó que él trabajaba en Casa Fioreti con un plan volver al trabajo y renunció a la propuesta de entrar a la secretaria de DDHH para no quitarle la oportunidad a un compañero que no tenía nada y a las dos semanas quedo sin trabajo. Actualmente trabaja haciendo guardias, para una farmacia de la hija de un amigo.
Resaltó la importancia de los DDHH, de la democracia, la solidaridad con los sobrevivientes y familiares y la necesidad de ser cuidadosos con los modos de actuar para no desprestigiar la lucha por los DDHH.
Habló de su barrio hoy, de los problemas de la gente y de lo que son los DDHH hoy para él.