"...eso tiene la literatura, se sale de la individualidad y convoca al colectivo".
¿Qué rol tiene la escuela en el acceso a la literatura?
Yo creo que tiene un rol importante. Rol que no siempre capitaliza. La literatura es una fruta a la que la educación no termina de sacarle su mejor jugo. No hablo de los docentes, hablo de las estructuras de la educación que creo están muy lejos de entender las potencias del arte para transmitir, para enseñar, para formar y porque no para informar. Pero básicamente para formar buenos seres humanos.
¿De qué manera crees que los docentes pueden contribuir a formar lectores?
Lo único indispensable es la pasión del docente, todo lo demás se puede discutir. Todo lo demás se puede se puede reemplazar: un autor, otro autor; el canon, no el canon. Lo discutimos, lo charlamos, escritores vivos, escritores muertos. Lo que no se puede reemplazar es la pasión del docente cuando lee, cuando elige un texto, cuando le transmite al pibe el valor de la palabra. Se sabe muy rápidamente cuando al decente la palabra poética no lo atraviesa, no lo transforma y me parece que ahí si hay que hacer un trabajo importante.
¿Cuál es el valor de los talleres literarios en las escuelas?
Creo que es mucho, porque creo que la palabra poética nos pertenece a todos y eso es una cosa que debe enseñarse también, que el arte no es para elegidos, que el arte no es una cuestión elitista y que en todo caso hay gente que se profesionaliza en el arte. Como la pelota, la pelota es de todos, después estará Messi, pero la pelota es para todos los pibes que la quieran patear. Y yo creo que el arte y la palabra poética también son un ejercicio que es de todos, y mientras más masa crítica haya de gente ejerciendo la palabra poética más poetas de gran valor tendremos. Así que me parece que el ejercicio de la palabra poética libre, desinteresada de la gramática, de la sintaxis, del “qué quiso decir señor”,eso es muy importante.
En el archivo de la Memoria realizamos desde hace 7 años la Ronda de la Lectura, que tiene entre sus objetivos principales acercar a las escuelas literaturas que por curricula, o intereses de autoridades o pasión de docentes no llegan a las aulas. ¿Qué literatura crees vos que falta en las escuelas?
Yo creo que cuando se trata de literatura infantil o juvenil las instituciones están mirando con mucha atención. Digo, para no andar con vueltas, hay mucha censura sobre la literatura infantil y juvenil. Hay mucho miedos porque estas construyendo lectores, pero estas construyendo ciudadanos también y las instituciones se ponen de los pelos, y los papás se ponen locos y las maestras se asustan. Entonces hay un montón de factores interviniendo en la literatura infantil y juvenil que debe, puede y es muy valiente en algunos casos, que es incomoda, que es riesgosa porque los compromete a los chicos a mirarse hacia adentro a mirar hacia afuera, a mirar al otro. Y yo creo que a veces nos hace falta la literatura más valiente, que se escribe y mucho y muy bien en este país y te diría en este continente.
¿Cómo crees que la escritura y la lectura nos permiten, nos ayudan a construir y reconstruir la memoria?
Son una inyección de emoción, una inyección de maravillas. Lo extraordinario de la literatura es que universaliza los problemas humanos. Cuando escribo, cuando hago literatura universalizo un tema de manera tal que lo vas a hacer tuya también y vas a pensar en tu propia historia, en tus propias pérdidas, en tus propios amores, en tus propias alegrías y a mí me parece que eso tiene la literatura, se sale de la individualidad y convoca al colectivo.