Entre junio y septiembre de 2006 se realizó, en La Plata, el juicio por delitos de Lesa Humanidad cometidos durante la última dictadura cívico-militar contra el ex-comisario Miguel Etchecolatz. En este juicio declaró Jorge Julio López y sus declaraciones fueron claves para condenar a Etchecolat. También sus declaraciones fueron claves para que desaparezca por segunda vez.
El 27 de octubre de 1976 López fue secuestrado-desaparecido en La Plata, conociendo la brutalidad represiva de la policía bonaerense a cargo de Ramón Camps y su mano derecha, Miguel Etchecolatz. López sufrió los tormentos de cuatros Centros Clandestinos de Detención: el Pozo de Arana, la Unidad Penal n° 9, las Comisarías 5 y 8 de La Plata. Luego lo "legalizaron" a disposición del Poder Ejecutivo Nacional en una cárcel, de donde salió finalmente el 25 de junio de 1979.
Una de las características más perversa del poder desaparecedor que se "trago" a Julio López, y a tantos otros, es la manera en que un grupo de personas que viven entre nosotros, son capaces de salir tranquilamente de sus casas, perpetrar estos crímenes y después evaporarse sin dejar rastro; reabsorberse otra vez en la sombra sin límites, de la que, en tanto en tanto, movidos por su esencia reiterativa resurgen con toda su brutalidad.
El 19 de septiembre de 2006 finalizó el juicio contra Etchecolatz. López no estuvo para escuchar la condena a reclusión perpetua al ex-comisario por genocida. El 18 de septiembre de 2006 López desapareció por segunda vez.
El 22 de noviembre de 2006 el grupo desaparecedor realizó otra acción impune, con indiferencia, posiblemente sin ver los estragos que van quedando de sus pasos. En silencio y sin apuro atraviesan el umbral de la casa de López en Los Hornos, dejan entre las raíces de un rosal las llaves que López solía arrojar por la ventana cuando salía. Luego se van y, de nuevo idénticos por fuera a cualquiera de nosotros, empiezan a recorrer las calles de la ciudad.
Septiembre de 2017: Jorge Julio López sigue desaparecido.
Bordamos Por La Paz Córdoba, Bordamos por Julio Lopez.
Este lunes en el Pasaje Santa Catalina entre las 15 y las 18hs, frente al APM, nos visitan el colectivo "Bordamos por la Paz".
Bordar es, entre tantas cosas, devolver en amor y en acción directa lo que la violencia siembra con formas del horror, de la injusticia, de la muerte innecesaria y abusiva. Bordar es una forma de resistir. En las plazas, juntos, juntas, con un hilo en la mano, el bordado se convierte en aullido.