Viejitos Burócratas.
Por Guido Dreizik *
Los acusados lejos de parecer majestuosos, dueños de la vida y de la muerte durante la última dictadura militar, parecen hoy viejitos burócratas que no comprenden cómo, esos jueces, que gozan de las mieles del sistema defendido sobre la base de la tortura y el terror, hoy se animan a juzgarlos.
Nada podía empañar la jornada de esta mañana en los Tribunales Federales cuando nos aprestábamos a presenciar el inicio del histórico juicio a Luciano Benjamín Menéndez y a sus cómplices.
Las caras de felicidad contenida de los familiares de las víctimas, los sentimientos difíciles de describir, entre alegría y bronca de los militantes que acompañaban los formales movimientos dentro de la sala que debimos desalojar para que los ocho imputados se sentaran en el banquillo de los acusados sin tener que escuchar la palabra “asesinos” por parte del público.
Afuera, todo era bullicio, llegaba en forma de murmullo el reclamo de los compañeros “…que queremos la cabeza de Luciano Benjamín…”.
La lectura del pedido de elevación a juicio de la Fiscalía realizada por un secretario en tono monocorde e inaudible no alcanzó a provocar en los asistentes el previsible enojo, aunque algunos reclamos se hicieron oír y en varias ocasiones el presidente del tribunal solicitó que se reparara la falta.
Parece mentira, pero hoy tuve la sensación de estar participando en un acontecimiento del que vamos a hablar durante mucho tiempo.
Los acusados lejos de parecer majestuosos, dueños de la vida y de la muerte durante la última dictadura militar, parecen hoy viejitos burócratas que no comprenden cómo, esos jueces, que gozan de las mieles del sistema defendido sobre la base de la tortura y el terror, hoy se animan a juzgarlos a ellos, tan luego a ellos, que supieron defender con la cruz y la espada, la libertad de mercado de Martínez de Hoz, las empresas de Urquía, de Pagani, de Roggio, amenazadas por tantos jóvenes que reclamaban la distribución de la riqueza.
Estuve tentado de escribir que la sociedad reclama justicia. No, no es cierto. Algunos reclamamos justicia. Lo veo al Ñato y pienso que este joven se recibió de abogado para ponerlo a menendez (así, en minúscula) en la cárcel, entre otras cosas.
A propósito de la justicia, afuera los compañeros del Cispren llegaron con un cartel que nos recordaba que treinta mil compañeros lucharon y dieron la vida por el sueño de un país más justo, y de paso asegurarse que nada empañara la mañana.
(*) Secretario General del Cispren.