Soledad Chávez, fue otra de las testigos. No sobreviviente de La Perla, pero si del dolor y la pérdida. Es la Hija de Hilda Flora Palacios. “Mi madre era una foto sonriente, atemporal, con el pasar de los años estaba siempre igual”, dice al borde del llanto. Su abogado representante, Martín Fresneda, quien también tiene sus padres desaparecidos, le dice: “Sé muy bien lo que es ser hijo de desaparecidos, pero tengo que preguntarte Soledad: ¿qué significa para vos ser hija de desaparecidos?”. “Te sentís sola de chica; sentís el vacío de pensar que tu madre es una foto en una pancarta, atemporal, que está siempre igual, sonriente, que no envejece ni llora”, cuenta entre llantos Soledad. “Es la ausencia de respaldo, de sostén, la ausencia de identidad, una desconexión espantosa con la familia, no saber de dónde venís ni quién te engendró”, responde la joven.
También se expresa en relación a los sentimientos a partir del hallazgo de los restos de Hilda Flora Palacios en el año 2004. “Yo esperaba encontrar algo, pero encontré sólo huesos fragmentados. Fue el contacto directo con el horror. Esos huesos fragmentados, mezquinos, no pueden ser de una madre. Pero supe que mi madre había tenido vida y que de esos huesos habíamos nacido nosotras dos”, concluyó, haciendo alusión a su hermana Valeria.
Durante esta jornada también declara Marcos Mayta, quien crió a Martín, hijo de una pareja de desaparecidos que había quedado al cuidado de Hilda Flora Palacios y Humberto Brandalisis.
Después, llega el turno de Irma Juncos, ella y su marido fueron quienes llevaron a Hilda a su casa el día del secuestro. Ellos también son llevados a La Perla y luego liberados.
Esta nota fue publicada en el Diario de la Memoria Nº 2