“Es imposible enseñar sin ese coraje de querer bien, sin la valentía de los que insisten mil veces antes de desistir. Es imposible enseñar sin la capacidad forjada, inventada, bien cuidada de amar. (…) La de enseñar es una tarea profesional que exige amorosidad, creatividad, competencia científica, pero que rechaza la estrechez cientificista, que exige la capacidad de luchar por la libertad sin la cual la propia tarea perece.” (Paulo Freire, Cartas a quien pretende enseñar)
Comenzar septiembre cada año nos conduce inevitablemente a pensar en maestrxs, profesorxs, estudiantxs. En la vida escolar y sus actores. Este mes tan significativo para las celebraciones en las escuelas, también nos recuerda a quienes abrazaron el oficio de enseñar y fueron desaparecidxs por el Terrorismo de Estado.
Analizar el terrorismo de Estado en Argentina nos demuestra que la feroz represión en el despliegue de la violencia estatal, los asesinatos y desapariciones de personas, junto con el disciplinamiento cultural y social, fueron los instrumentos que garantizarían la imposición de un proyecto económico profundamente injusto, explotador, antipopular, saqueador, a una sociedad diezmada que otrora había sido protagonista en la conquista de derechos, que estaba fuertemente atravesada de participación, movilización, discusión política y militancia.
Todas las instituciones del Estado formaron parte del sistema de adoctrinamiento social y cultural. La escuela, en ese sentido, como ámbito privilegiado de construcción de pensamiento crítico fue un campo minado para los actores que de distintas maneras podían resultar contrarios al plan de la dictadura.
“Maestras y maestros vivían procesos de radicalización política, profundización de las luchas sindicales, experiencias educativas de apertura, donde la participación, la construcción colectiva, el trabajo en equipo proyectaba una escuela de puertas abiertas. (Chupinas de colección “Silencio dijo el cura, silencio dijo el juez” Apuntes sobre Terrorismo de Estado y Educación)
Luego del golpe del 24 de marzo, desde el Ministerio de Educación y Cultura, se gestó la "Operación Claridad". Se trataba de un plan a través del cual se pretendía identificar a los opositores al régimen dictatorial, en el ámbito cultural y educativo. Los responsables del gobierno de facto, se sentían amenazados por las ideas y proyectos revolucionarios, por eso, buscaron restaurar los valores occidentales y cristianos y erradicar toda concepción ideológica que no fuera afín a esos contenidos.
Con el proyecto de control ideológico limitaron el acceso a expresiones culturales, prohibieron y quemaron masivamente libros y revistas, persiguieron a artistas, escritorxs, cineastas, músicxs, cerraron facultades y carreras universitarias, intervinieron el cotidiano escolar, dentro y fuera de las aulas, persiguiendo a docentes y estudiantxs; en ciertas ocasiones con complicidad del personal directivo.
En las instituciones educativas de los diferentes niveles de la escolaridad, centenares de docentes fueron cesanteadxs, inhabilitadxs para enseñar, perseguidxs, desaparecidxs, muertxs o tuvieron que marchar al exilio.
La dictadura promulgó leyes como la 21.270 que autorizaba:
“a dar de baja a todo el personal de la administración pública que de cualquier forma se encuentre vinculado a actividades de carácter subversivo o disociador o que de forma abierta o solapada preconicen o cometan dichas actividades.”
Para cumplir con el “objetivo” de la Operación Claridad, se organizó un aparato de espionaje dentro de las escuelas para detectar a quienes fueran opositorxs a los lineamientos educativos planteados por la dictadura y, a partir de esos datos, incorporarlos en las llamadas “listas negras”.
El 27 de octubre de 1977, por Resolución Nº 538, el Ministerio de Cultura y Educación resuelve distribuir a todas las instituciones educativas del país el manual de “Subversión en el ámbito educativo (conozcamos a nuestro enemigo)” producido por la Universidad Nacional del Litoral, como un instructivo para identificar a un otrx, docente o estudiante, que podía ser subversivx o estar siendo “cooptado por la subversión marxista”.
“Todos aquellos materiales didácticos, actividades y docentes que tendieran a generar en el estudiantado la reflexión crítica; la democratización de los conocimientos; valores como la solidaridad, la libertad, la participación; eran incompatibles con los Objetivos del gobierno de facto y debían ser censurados, exonerados, encarcelados, desaparecidos, exiliados.
La política educativa implementada por la dictadura militar tendió al vaciamiento de los contenidos curriculares, redujo el presupuesto del área, impulsó la privatización de la educación pública y la transferencia de los servicios educativos a las provincias y municipalidades y militarizó la escuela. Esto fue posible merced a la complicidad de muchos integrantes de la población civil.”
( http://servicios.abc.gov.ar/docentes/efemerides/24marzo/htmls/control/educacion.html)
Esxs educadorxs hoy nos faltan en las aulas, en las escuelas, en los institutos de formación docente, en las universidades, formando nuevxs docentxs… tomando decisiones para implementar políticas públicas, yendo a las escuelas rurales, trabajando en los lugares más postergados, donde pocxs llegan…
Ellxs son quienes hoy no pueden defender la educación pública, junto a lxs miles de docentes de todo el país que ponen el cuerpo día a día para frenar el vaciamiento, el ajuste y soportar la persecución y la represión que resurgió en estos tres últimos años…
Ellxs son quienes, a pesar de todo, nos dejaron sus ideas y sueños por una educación más digna y justa para todxs.
Roberto Cristina, maestro desaparecido, fue secuestrado el 15 de agosto de 1978...
Les decía a sus padres en una carta en la escuela primaria por qué elegiría la carrera de maestro, entre otras…
"Porque en esta patria grande y joven se necesitan hombres que se dediquen a engrandecer el saber argentino”.
Ellxs son lxs que nos faltan!
Áreas Pedagogía de la Memoria. Espacio para la Memoria La Perla, Espacio para la Memoria La Ribera, Archivo Provincial de la Memoria
[1]“SUBVERSIÓN EN EL ÁMBITO EDUCATIVO” Libro editado por el Ministerio de Cultura y Educación de la Nación en el año 1977 y distribuido en todas las escuelas del país y en los distintos niveles, con el objetivo que los educadores identifiquen y delaten al “enemigo”. En él se explican conceptos tales como “guerra”, “enemigo”, “infiltración”, “subversión”, con el objetivo de informar a los docentes y brindarles herramientas para detectar a los posibles “agentes subversivos” en las aulas.