El miércoles 11 de junio, la audiencia es trasladada de lugar. Para ese día estaba prevista una Inspección ocular en La Perla, con los testigos que habían declarado hasta ese momento. El objetivo de este trabajo es que pudieran señalar el lugar físico donde ocurrieron los hechos relatados en las dos primeras semanas de audiencias. En esta inspección, planteada por la Fiscalía, se hicieron presentes el Tribunal, los Abogados de todas las partes y los testigos. La primera recorrida la realiza la prensa, fotógrafos y camarógrafos, luego solo los testigos, junto al tribunal y los abogados. De a uno y en el mismo orden que han declarado, los testigos van recorriendo La Perla. Quienes observamos desde afuera, nos preguntamos ¿Qué será, para los testigos, volver a ingresar rodeados de tanta gente? desnudando, contando lo que alguna vez estuvo oculto. Aquello que tal vez se pensó nunca saldría a la luz. Se emocionan, hacen gestos de dolor con sus caras, recuerdan. Muestran donde se ubicaban ellos, y otros compañeros. Todos lo relatos que se han escuchado hasta el momento, toman forma, color, olor...Algunos se detienen en el patio, el día es soleado y les hace recordar aquella única vez que los sacaron a tomar sol. Otros, recorren la cuadra y se nota en sus caras están ahí, pero 32 años antes. Ven algo que el resto no puede compartir. Ven a esa mujer, a ese hombre, que allí se quedaron. El recorrido hacia donde funcionaba la sala de tortura es costoso, sólo uno queda en el camino y pide no seguir. El resto, toma fuerza y sigue caminando. Quizás el momento más emotivo, fue cuando le toca el turno a Susana Sastre, quien cumplía aniversario de su secuestro. Apenas ingresó a la perla le dijo al Presidente del Tribunal, “hoy hace exactamente 32 años que me secuestraron. 32 años antes entraba arrastrada al lugar donde durante 8 meses estaría presa de la tortura y el encierro. 32 años después, volvía a denunciar.
Esta crónica fue publicada en el Diario de la Memoria Nº 2