Acosta no zafa

10:25hs. Después que el presidente del tribunal Jaime Díaz Gavier, inicia la sesión, la mayoría de los acusados se retira de la sala. En el banquillo solo quedan Jorge Acosta, Luis Manzanelli, y Ricardo Lardone.

Afuera el día es luminoso. En la sala de audiencias el teniente coronel en actividad que desempeñó funciones en la dirección de Asuntos Humanitarios en Buenos Aires y que desde los primeros días de mayo lo hace el Tercer Cuerpo, ingresa para declarar como testigo de la causa. Fue solicitado por la defensa con la intensión de demostrar que el capitán Jorge Acosta no estaba en Córdoba cuando se produjeron los secuestros y aplicación de tormentos sufridos por las víctimas Brandalisis, Lajas, Palacios y Cardozo.

En primer término, responde a cuestiones de índole administrativas. En ese sentido afirma que los militares gozan de dos licencias anuales, 30 días en verano y 15 en invierno. Interrogado sobre el mecanismo administrativo que todo militar debe cumplir cuando de una unidad a otra es trasladado, explicó que en la orden recibida - vía radiograma- se fijan tanto la fecha de baja del sector donde se encuentra como de alta en el nuevo destino. Dispone de quince días para presentarse ante el nuevo jefe aunque formalmente ya  pertenece al nuevo lugar asignado. El fiscal
Maximiliano Hairabedián le pide que precise si el tiempo otorgado es “hasta 15 días” o si depende de la voluntad del trasladado. Biolatto aclara que “depende de las actividades que tenga que desarrollar, incluso puede hacerlo antes”. En
esos días debe “entregar cargos,  desplazar al grupo familiar, tramitar pases en la escuela de sus hijos, entre otras cuestiones”, ejemplifica.


Prueba documental, irrefutable 

Luego se le exhibe el legajo de Acosta para que según sus conocimientos interprete cuándo cesó en sus funciones. Para mayor comodidad en la lectura del documento, lo hace en el estrado, frente a los jueces y a las partes. El informe establece que Acosta permaneció en funciones hasta el 5 de diciembre de 1977, fecha en que recibe la orden de trasladarse a Rosario y, ese mismo día, cambiado por Buenos Aires. Por pedido expreso de la defensa el juzgado presentó unos boletines reservados que confirman la información del legajo.

Asimismo, se supo que el imputado fue castigado con 30 días de arresto por el coronel Anadón, entre el 22 de septiembre y el 21 de octubre de 1977, “porque se tomó atribuciones que no le correspondían ante órdenes expresas de no hacerlo y con el agravante de negarlo ante su jefe de unidad. De la lectura se ve que el jefe no quería tenerlo en su servicio”, especuló Biolatto. Los querellantes piden que se deje constancia que mientras estaba bajo arresto figura como jefe de operaciones especiales del centro clandestino La Perla.
Además agrega que un jefe “no es reemplazado” y que las responsabilidades son “indelegables; el jefe es el jefe”, indicó.

Los datos aportados por Biolatto operaron sobre la estrategia de la defensa como un bumerán porque ahora otra  prueba documental se añadió a la causa por pedido de la querella.

Tras un cuarto intermedio, ingresa el ex conscripto Rafael Bernabé. El testigo, había pedido no comparecer por razones de salud y su hermana -también testigo de la causa- sugirió que no lo hacía por temor. Tras el juramento de rigor, un hombre asustado, visiblemente nervioso, cuenta que hizo el servicio militar desde el 19 de abril de 1976 hasta junio de 1977 en que es dado de baja. A cuentagotas comenta que residía en Villa Allende Parque, y que su hermana –Marta-
propietaria de una verdulería en avenida Donato Álvarez, Arguello, le alquilaba el local a los Lajas. Pese a los esfuerzos del Juez y del fiscal Hairabedián, no aporta ningún dato de los que se presume conoce. Antes dijo que le teme a la Justicia “porque decía la verdad y fui preso”.

-¿Fue amenazado?- preguntó Cuesta Garzón, abogado de Acosta.
-No, no. - verbalizó, confuso. Tal vez transpiraba como dice la sabiduría popular.
 
Se prolonga la etapa testimonial

Sobre el final de la jornada el tribunal confirma que se prolongará la etapa testimonial. Por pedido de la defensa de Acosta la sobreviviente Ana Illiovich, será citada a declarar el jueves. Como se recordará Teresa Maschiatti también sobreviviente de La Perla relató que ambas fueron llevadas a realizar "lancheos" (mecanismo mediante el cual los represores obligaban a los secuestrados a que reconozcan personas recorriendo lugares públicos) en la localidad de Colonia Caroya. El 10 de diciembre de 1977, junto a la patota capitaneada por Acosta, Illiovich habría sido testigo directa del secuestro de Daniel Romanutti, sobrino del ex intendente de Córdoba, Héctor Romanutti.

De los 31 testigos citados, declararon 28. Las que restan son sobrevivientes de La Perla y no lo harán por razones de residencia y salud. Graciela Geuna ofreció hacerlo vía embajada lo cual fue rechazado. El juez determinó que se incorporen los testimonios  realizados ante el Consejo Superior de la Fuerzas Armadas (Consufa). Bibiana Allerbon, no fue ubicada en el domicilio. La querella informó que estaba fuera del país, dato que será corroborado. En tanto, Mónica Cristina Leunda presentó certificados médicos y psiquiátricos que refrendan la imposibilidad de concurrir.

En otro orden de cosas, el abogado Liva solicitó que “por requerimiento de gran parte de los procesados” sea citado a declarar el periodista Carlos Manuel Acuña, para que realice una interpretación opuesta a la realizada por Duhalde sobre este período de la historia tal vez con la velada intensión de instalar la teoría de los dos demonios. Tras debatir su pertinencia entre las partes, fue rechazado.

Cuarto intermedio hasta el jueves.