Visita a La Perla: Primera actividad de Punto de Extensión de la UNC

“Quiero que hagamos otro aplauso, un aplauso que sea una plegaria, y que aquellos que están en el cielo, o donde estén, lo sientan, por ellos, por sus ansias de un mundo distinto” dijo Ricardo, “la Pepa” (por su increíble parecido a la Pepona Reinaldi), detrás de sus anteojos y su gorra, detrás de sus ojos y abrazando a su compañera, cerca de las dos de la tarde, a la sombra de un árbol.
Y las palmas sonaron. Fuertes. Conmovidas. Acuosas. Sostenidas. Fui caminando hacia el colectivo, pensando que me sonaba religioso, que para una generación de niños el aplauso era la manera de restituir la vida del hada que moría frente al descreimiento de su existencia. Que, como sea, fue un momento de esos que nos envuelven, inexplicables.
Busqué el significado de la palabra plegaria y esto encontré: nombre femenino. Acto de orar. Serie de palabras con que el creyente se dirige a Dios, a una divinidad, a un santo, etc., especialmente para pedir o suplicar algo. Se trata de una forma de comunicación entre las personas y las entidades espirituales, cuya eventual efectividad está vinculada a la fé de cada individuo.
Hoy fuimos a visitar al Espacio para la Memoria La Perla. Mariana nos esperaba y nos hizo de guía, haciendo del recorrido un clima. Con su sonrisa, su respeto, su palabra. Haciendo del recorrido un encuentro.
El grupo era diverso, muchos jóvenes, muchos viejos, todos vecinos de Villa El Libertador. Para algunos era la primera vez, para otros era volver. Todos coincidíamos en que cada ejercicio de memoria que se hace allí, con otros, siempre es distinto. Todos nos sentimos interpelados. Siempre.
Fui varias veces. A actividades, a recorridos. Tengo mis lugares favoritos de La Perla, como dijo hoy una compañera, y eso puede parecer raro. Pero no. Uno de mis lugares preferidos es la muestra permanente “(sobre) Vidas”. Siempre la recorro cuando voy para allá, me gusta deambular y mirar las cartitas de navidad, los relojes, la valija, el monedero, el ajedrez, el saco...
Sabía, me contaron antes de llegar, que el costurero, o monedero con un bordado que dice “mis cositas” lo hizo la hija de la Pituca, Juana del Carmen Avendaño.
La Pituca vive en Villa El Libertador, es conductora de un programa de radio de tango en la Radio FM Sur, desde hace 26 años. Es petiza, mandona, muy coqueta y habla, comparte, abraza, está ahí siempre, riendo. Es mamá de otra luchadora social, además de Juana. Mamá de Viviana, piquetera, muerta en los oscuros años noventa, una oscura muerte, junto con otras, como la de los ferrocarriles.
Y hoy la Pituca fue a La Perla con nosotros. Y me paré a su lado y miramos juntas el costurero.
La plegaria es, entonces, un nombre femenino. Quienes creemos la elevamos, diciendo. No es muy distinto a lo de las hadas. Con una plegaria redimimos la injusticia, volvemos a la identidad, a la existencia. Creemos. Hoy aplaudimos fuerte fuerte. Sentimos la vida y las utopías.
Así empezamos la semana de la memoria, desde los Puntos de Extensión de la Secretaria de Extensión Universitaria y la Radio FM Sur, con los compañeros de la Perla.
Virginia Carranza.
Video de la Visita realizado por Radio Sur: https://www.youtube.com/watch?v=aiq6OJ8zqkc&feature=share