Así, entre suspiros, Susana Sastre relató una navidad detenida en la perla: “Por la tarde Acosta, Manzanelli y otros vinieron a saludarnos y les dieron permiso a la guardia para que nos dejara juntarnos. Nos trajeron pan dulce y bebidas. Mientras tanto torturaban a Falik de Vergara. La guardia llevó un grabador y puso música…yo al final baile un chamame con Di Toffino. Al principió no tenía ganas de nada y Tomás (Di Toffino) vino a convencerme y me dijo: Este es un momento de vida, no sabemos si mañana lo vamos a tener. Después otro compañero cantó “Uno vive lleno de esperanzas”.
Luego de tres intensas audiencias, en las cuales los relatos de sobrevivientes del ex Centro Clandestino de Detención y Exterminio “La Perla” no dejaron lugar a dudas sobre la construcción de “una maquinaria pensada para matar”, el viernes se presenta como más “distendido”, si es que cabe este adjetivo en el juicio a los genocidas. “Dicen que Menéndez se fue de la sala cuando empezaron a probar el cañón de video y se vieron las primeras imágenes de las fosas comunes”, dice una fuente despertando más de un comentario sobre la cobardía del general de la muerte.
En una entrevista exclusiva la periodista e investigadora Ana Mariani cuenta cómo funcionó el centro clandestino de detención La Perla, guarnición militar por donde habrían pasado de 2.500 a 3.000 detenidos desaparecidos durante la dictadura militar. Mariani, que está produciendo el primer libro de investigación periodística sobre el tema, destaca el valor testimonial de los sobrevivientes y señala la necesidad de que las sociedades tengan registros escritos de sus desgracias históricas.
Hay una foto que no va a recorrer las redacciones y que no van a poder ver miles de argentinos: la de Menéndez y sus secuaces esposados. Es que en cualquier juicio común, cuando el acusado de cualquier delito común se levanta del banquillo es inmediatamente esposado por la policía, a veces con un circo que recuerda las películas. Y entonces cabe preguntarse, ¿por qué a una persona, acusada de delitos mucho peores, como los de lesa humanidad, no lo esposan? Se supone que es mucho más peligroso alguien que ya torturó y asesinó, que alguien que robó una cartera o un auto.
El jueves 5 de junio, es el turno de otro sobreviviente. Piero Di Monte, es el primer testigo que hace el reconocimiento de los imputados mirándolos a la cara, parado en frente de ellos. Los nombra uno a uno, y finalmente les dice “mis Amigos”. Luego debe aclarar que lo ha dicho irónicamente, ante la reacción de Agüero. La declaración de Piero Di Monte se desarrolla a lo largo de toda la jornada, dando detalles claros del funcionamiento y estructura del Centro Clandestino de Detención, así como también relatando dolorosamente las situaciones vividas por él y otros compañeros.
Así como los tres mosqueteros, en una trampa de la literatura, eran en realidad cuatro, la mañana del cuarto día del juicio a Menéndez el presidente del Tribunal, Jaime Díaz Gavier, levanta la mirada hacia el banquillo de los acusados y descubre una trampa similar, pero a la inversa. De los ocho imputados que figuran en su expediente, sólo hay siete.
Una vez comenzada la cuarta audiencia, se hace notar la ausencia de Lardone. Su abogada explicó que no está por razones de salud, encontrándose en el Hospital Militar por una suba de presión. La Dra. Crespi, solicita al Tribunal que se suspenda el juicio hasta que Lardone supere el malestar, o que se lo aparte de la causa. El Tribunal decide que un médico se constituya en el Hospital Militar y observe si el imputado se encuentra en condiciones de asistir, mientras tanto se pasa a un cuarto intermedio.
9, 55 hs. El presidente del tribunal cumple con las exigencias formales. Teresa Celia Meschiatti de 64 años, ex prisionera del campo de concentración y exterminio La Perla, llega con un piloto marrón, pantalón y pulóver gris; pelo corto, canoso, estatura mediana y anteojos, Teresa Meschiati se sienta en el centro de la sala.
A partir de la segunda semana de juicio, comenzaban los testimonios. Los primeros testigos –sobrevivientes de La Perla– se transformaron en protagonistas de estas audiencias, trasmitiendo por medio de su relato, sus gestos, sus silencios, sus lágrimas, el horror, la experiencia del secuestro, la detención, la tortura y la vida en La Perla. En esta etapa, también se incluyeron proyecciones de documentales sobre los enterramientos clandestinos y testimonios de familiares, amigos y conocidos de las víctimas por las que este juicio se desarrolló.
Después de una larga jornada ocupada íntegramente a la lectura de la requisitoria de elevación a juicio, la fría mañana del miércoles, segundo día de audiencia del juicio oral, comenzaba a tomar forma en el primer piso de Tribunales Federales. Poblado de periodistas, referentes sociales y representantes de los organismos de derechos humanos, el hall de la Sala de Audiencias daba cuentas de la palpable expectativa que se respiraba en el lugar.